El Papa Francisco celebró una Misa en el altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana, en sufragio por los cardenales y obispos fallecidos este año.
Una ceremonia muy solemne en la que recordó que la muerte no tiene la última palabra.
FRANCISCO
“La fe que profesamos en la resurrección nos lleva a ser hombres de esperanza y no de desesperación, hombres de la vida y no de la muerte, porque nos consuela la promesa de la vida eterna enraizada en la unión con Cristo resucitado. Esta esperanza, que la Palabra de Dios reaviva en nosotros, nos ayuda a tener una actitud de confianza frente a la muerte”.
El Papa dijo que una señal distintiva del cristiano es la “espera palpitante del encuentro final con Dios”.
Francisco rezó por las almas de todos los cardenales y obispos que perdieron su vida en los últimos doce meses, y recordó que fallecieron con la esperanza de la resurrección.
FRANCISCO
“Nos han dejado después de haber servido a la Iglesia y al pueblo que se les confió con la mirada puesta en la eternidad. Por tanto, damos gracias por su servicio generoso al Evangelio y a la Iglesia, al mismo tiempo que nos parece oírles repetir con el Apóstol: 'La esperanza no defrauda'”.
Francisco pidió a la Virgen María que interceda por ellos, para que vayan al Cielo y contemplen al Dios que predicaron.