Francisco vuelve a bajar a la arena de los problemas europeos con un encuentro ante líderes religiosos y políticos del Viejo Continente. Se reunieron en el Vaticano para hablar de los retos de la Unión Europea. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Trajani, los resumió así:
“La reflexión que hoy hacemos sobre el futuro de Europa es más necesaria que nunca para eliminar la distancia entre ciudadanos y nuestra Unión. Para reforzar el sentido de pertenencia a nuestro proyecto debemos dar a los pueblos europeos respuestas concretas sobre los temas que más les preocupan: el paro juvenil, el terrorismo, la inmigración ilegal”.
El Papa pidió a los líderes europeos que miren más los rostros que los números. Dijo que los problemas de las personas se han reducido a principios abstractos. Denunció que ya no existen ciudadanos sino votos, y que tampoco existen trabajadores, sino indicadores económicos.
FRANCISCO
“Las personas tienen rostros, nos obligan a una responsabilidad real, activa, personal. Las cifras nos mantienen ocupados con razonamientos, también útiles e importantes, pero quedarán siempre sin alma. Nos ofrecen excusas para no comprometernos porque nunca llegan a tocar nuestra propia carne”.
Francisco dijo que Europa necesita recuperar su identidad y que esto provoca sociedades individualistas, cerradas, con miedo a entrar en contacto con otros.
FRANCISCO
“La comunidad es el más grande antídoto contra los individualismos que caracterizan nuestro tiempo, a esa tendencia difundida hoy en Occidente, de concebirse y vivir en soledad. Se malinterpreta el concepto de libertad, entendiéndolo como si fuera el deber de estar solos, libres de cualquier lazo, y consecuentemente se ha construido una sociedad sin raíces, privada del sentido de pertenencia y de heredad. Y para mí esto es grave”.
El Papa dijo que el individualismo es el causante de la insolidaridad que la sociedad e instituciones europeas padecen. Recordó que un proyecto sale adelante con el sacrificio de todos, no solo de unos cuantos.