Francisco concluyó su ciclo de catequesis sobre la esperanza hablando del paraíso. Para ello recordó el ejemplo del buen ladrón: “No tiene obras buenas para ofrecerle pero se confía a él. Esa palabra de humilde arrepentimiento ha sido suficiente para tocar el corazón de Jesús”.
De hecho, sentenció, el buen ladrón recuerda al cristiano su condición de hijos de Dios y que “no existe ninguna persona, por muy mala que haya sido en su vida, a la que Dios le niegue su gracia si se arrepiente”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL:
“Queridos hermanos y hermanas:
A lo largo de este año litúrgico hemos meditado sobre la esperanza cristiana y esta es la última catequesis sobre este tema, que dedicamos al paraíso como meta de nuestra esperanza. La palabra «paraíso» es una de las últimas palabras pronunciadas por Jesús en la cruz y está dirigida al buen ladrón. Ante su muerte inminente le hace una petición humilde a Jesús: «Acuérdate de mí cuando entres en tu Reino». No tiene obras buenas para ofrecerle pero se confía a él. Esa palabra de humilde arrepentimiento ha sido suficiente para tocar el corazón de Jesús.
El buen ladrón nos recuerda nuestra verdadera condición ante Dios: que somos sus hijos y que él viene a nuestro encuentro, teniendo compasión de nosotros. No existe ninguna persona, por muy mala que haya sido en su vida, a la que Dios le niegue su gracia si se arrepiente. Ante Dios nos encontramos todos con las manos vacías, pero esperando en su misericordia.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los animo a poner siempre la confianza en el Señor, pidiendo que en el último momento de nuestra vida también se acuerde de nosotros y abra para nosotros las puertas del Paraíso. Que Dios los bendiga”.