Hace 3 años, cuando ISIS llegó a la ciudad de Qaraqosh, las hermanas dominicas del convento de Santa Catalina de Siena tuvieron que huir junto a todos los cristianos de la ciudad. Desde entonces 24 de las religiosas han fallecido, algunas víctimas del estrés que les provocó el miedo a los terroristas y la rápida huida de su convento que fue destruido.
Con la liberación de la Llanura del Nínive, seis de las 36 dominicas que presenciaron la llegada de los terroristas han vuelto. Sor Silvia asegura que han regresado para intentar que el cristianismo no desaparezca de la tierra de sus orígenes.
SOR SILVIA
Religiosa dominica
“La historia de nuestro cristianismo está allí. Cuando echaron de sus casas a nuestros antepasados, fueron a vivir allí. Estamos allí desde hace más de 200 años y nos echaron. Pero el Señor nos ha hecho volver otra vez después de tres años. Nuestro trabajo allí es ayudar, no solo a los niños, sino también a la gente que ha huido de la Llanura de Nínive y de Mosul a conservar la esperanza de que el Señor no nos ha abandonado y no nos abandonará nunca”.
Las religiosas desean que los cristianos regresen a la Llanura del Nínive. En Qaraqosh acompañan a unas 300 familias que han vuelto a sus hogares después tras más de tres años expulsados de sus pueblos por la llegada de los yihadistas.
Sor Silvia insiste en recordar que también muchos vecinos musulmanes sufrieron bajo el yugo del ISIS.
SOR SILVIA
Religiosa dominica
“Cuando las hermanas fueron a ver nuestro convento estos jóvenes musulmanes se portaron muy bien con las hermanas. Cuando alguien quiere entrar ahora en Qaraqosh o Bartella o en estos pueblos hay que esperar una fila para mostrar los documentos. Cuando nos ven a las hermanas nos hacen pasar enseguida. Dicen que somos puras como la Virgen, porque ellos, los musulmanes, quieren mucho a la Virgen”.
Sor Silvia espera que la vida vuelva pronto a estos pueblos destrozados por la barbarie yihadista. Las hermanas, con el apoyo de organizaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada, cuentan con tener pronto de nuevo un convento donde seguir llevando a cabo su labor. Así podrán seguir siendo testimonio vivo de la fe en la misma cuna del cristianismo.