Llegaron tarde a la audiencia debido a un contratiempo con el autobús y tuvieron que escuchar la catequesis del Papa desde el centro de la plaza.
Sin embargo, el destino les tenía una sorpresa preparada. Esta familia tuvo la suerte de acercarse al Papa tras la celebración de la audiencia y recibir una bendición.
“Nos dimos la mano. Yo besé la suya. Él nos dio la bendición al pequeño, a mí, al grande...”.
Vienen desde Rimini, en una peregrinación organizada por su parroquia. Se trata de un retiro habitual que se realiza cada vez que los jóvenes se confirman. Y este es el caso de su hijo mayor.
Cuentan que ha sido una experiencia muy fuerte para ellos y que les ha despertado grandes emociones.
“Me ha llenado de alegría, de... Estoy mejor, no sé cómo explicarlo... Me he quedado sin palabras”.
La catequesis del Papa les ha hecho reflexionar sobre la humildad, y les ha recordado que deben estar al servicio de los más necesitados.
Esta es la primera vez que se encuentran con Francisco, pero señalan entusiasmados que esperan no sea la última.