Unas 10.000 personas se reunieron en Roma para celebrar el 400 aniversario del carisma vicenciano bajo el lema “Fui forastero y me acogisteis” .
El momento más especial fue la audiencia con el Papa. En la Plaza de San Pedro, Francisco se detuvo ante la reliquia del corazón de San Vicente e hizo una breve oración.
Luego les animó a seguir trabajando en el camino de la caridad con estos tres verbos: “Adorar, acoger, ir”.
FRANCISCO
“Acoger significa redimensionar el propio yo, enderezar la forma de pensar, entender que la vida no es de mi propiedad privada y que el tiempo no me pertenece”.
Fueron cuatro días de encuentro en los que reflexionaron sobre la base de su carisma y la manera de renovar y fortalecer el servicio a los pobres.
ANDRÉ PEIXOTO
Voluntario, Secretariado Internacional de JMV
¿Cómo el carisma vicenciano puede ser efectivo en el día de hoy? No podemos cerrarnos en el existencialismo. Tenemos que ir más adelante, con el cambio sistémico, ¿no?, intentando que las personas puedan sobrevivir por ellas mismas, y no solamente dando qué comer sino enseñándoles a pescar”.
Los peregrinos participaron en talleres acerca de la importancia de amar a las personas que sufren, “con transparencia” y “desde la igualdad”.
Escucharon testimonios impactantes como el de esta joven siria. Aida cuenta cómo la Comunidad vicenciana ha permanecido unida en el país a pesar de las dificultades y las amenazas de la guerra.
AIDA BALADI
Presidenta, JMV Siria
“Sí, es difícil tomar la decisión de seguir con la asociación ya que es una responsabilidad dejar que otros se reúnan en un lugar, rodeados por el peligro. Pero es una decisión, y como ya dije, es dura, pero nosotros creemos, tenemos fe. No sé, no puedo describirlo en una palabra, o en unas pocas... Es una familia, no me imagino mi vida sin ser parte de esta asociación, Juventudes Marianas Vicencianas”.
Una de las ideas más repetidas durante el encuentro fue la de comprometerse con las personas sin hogar, con las periferias. Un modo de poner en práctica este carisma de 400 años como les pidió el Papa: desde “la caridad, la disponibilidad y la concordia”.