La evangelización de Corea merece una mención especial. No fueron los misioneros quienes llevaron la fe sino los laicos que volvieron a su patria desde China tras convertirse al catolicismo.
Para celebrar los 230 años de la llegada de la Iglesia al país, el Vaticano ha abierto las puertas a esta exposición: “En la tierra como en el cielo”.
SOR ELIZABETH PARK
Experta en Historia Católica Coreana
“En esta exposición se presentan tres características de la Iglesia católica en Corea. En primer lugar, fue constituida espontáneamente por intelectuales, no por misioneros. En segundo lugar, fue perseguida de manera violenta durante años, y mantuvieron su fe, incluso en tiempos difíciles. En tercer lugar, la Iglesia moderna ha estado en primera línea en la lucha por la democracia, luchando por las personas pobres y aisladas, por la reconciliación y la paz mundial”.
Las obras muestran que los primeros pasos de la Iglesia no fueron fáciles. Se calcula que hubo más de 10.000 mártires.
Entre las piezas más representativas destaca este retrato de beata Kang Wan-suk, primera líder de la Iglesia en Corea. Su testimonio propició la igualdad entre hombres y mujeres y significó la ruptura de un sistema clasista que restringía la participación femenina.
También se aprecian las primeras traducciones del Evangelio hechas en coreano o la carta enviada por el obispo de Pekín al prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos a finales del siglo XVIII.
SOR ELIZABETH PARK
Experta en Historia Católica Coreana
“Esta exposición es muy importante tanto para la Iglesia europea como para la coreana. Aquí, en el Vaticano, en el corazón del catolicismo, podemos mostrar qué es la Iglesia coreana y en qué se ha convertido. Para la Iglesia coreana es una oportunidad para reflexionar sobre la firme convicción y la fe de los primeros creyentes y mártires, y con esto hacerse más fuerte”.
La Iglesia católica en Corea ha ocupado un papel destacable en ámbitos como la defensa de la dignidad humana, y ha puesto su empeño en hacer la voluntad de Dios “en la tierra como en el Cielo”.