Francisco se ha reunido con el primer ministro de Líbano, Saad Rafic Hariri, con el que ha bromeado así en el momento de las fotos oficiales.
“Ahora la tortura de las fotos”.
El Papa agredeció al mandatario la acogida que su país está proporcionando a refugiados de Siria e Irak. También charlaron sobre la situación en Oriente Medio y la importancia de la colaboración entre cristianos y musulmanes para alcanzar la paz. Destacaron el decisivo papel de los cristianos en la región así como la necesidad de encontrar una solución justa y global a los conflictos de la zona.
En el momento de los regalos, Hariri entregó al Papa una collar con una cruz y Francisco le obsequió con el olivo de la paz.
“Necesitamos tanto la paz en nuestra región”.
El primer ministro libanés no quiso marcharse sin antes ver las vistas desde Palacio Apostólico. Y, con ayuda del traductor, dio las gracias al Papa por su trabajo.
“Que el Señor os ayude porque el trabajo que hacéis es muy grande”.
En Líbano, según dicta su Constitución, el presidente del país debe ser un cristiano maronita, el primer ministro un musulmán sunita, y el presidente del Parlamento un musulmán chiíta. De esta forma está representada toda la población libanesa y se garantiza la estabilidad.