Esta mañana en su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco recordó la parábola del Buen Samaritano. Dijo que quien ayuda a los demás a levantarse, está en el camino correcto hacia Jesús.
FRANCISCO
“Una actitud muy habitual entre nosotros: ver una calamidad, ver una cosa fea y pasar de largo. Y después leerla en los periódicos, un poco pintada por el escándalo o el sensacionalismo. En cambio, este pagano, pecador, que estaba de viaje, ‘vio y no pasó de largo: tuvo compasión’. Lucas lo describe bien: “Vio, tuvo compasión de él, se le acercó y no se alejó: se acercó. Le vendó las heridas – ¡él! – derramándole aceite y vino”. Pero no lo dejó allí: he hecho lo que me tocaba y me voy; no”.
Concluyó pidiéndo a las personas que examinen el tipo de cristianos que son y si verdaderamente están dispuestos a ayudar a los demás.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA
'Una actitud muy habitual entre nosotros: ver una calamidad, ver una cosa fea y pasar de largo. Y después leerla en los periódicos, un poco pintada por el escándalo o el sensacionalismo. En cambio, este pagano, pecador, que estaba de viaje, ‘vio y no pasó de largo: tuvo compasión’. Lucas lo describe bien: “Vio, tuvo compasión de él, estuvo cerca y no se alejó: se acercó. Le vendó las heridas – ¡él! – derramándole aceite y vino”. Pero no lo dejó allí: he hecho lo mío y me voy; no”.
“Y viendo esta parábola, comprenderemos con mayor profundidad la amplitud del misterio de Jesucristo. El Doctor de la Ley se fue silencioso, lleno de vergüenza, no comprendió. No comprendió el misterio de Cristo. Quizá haya entendido ese principio humano que nos acerca a entender el misterio de Cristo: que cada hombre vea a otros hombre desde arriba hacia abajo, sólo cuando debe ayudarlo a levantarse. Y si alguien hace esto, está en el buen camino, está en el buen camino hacia Jesús”.
“¿Qué hago yo? ¿Soy un bandido, un estafador, corrupto? ¿Soy un bandido allí? Soy un sacerdote, ¿echa un vistazo, ve y mira para otro lado y va más allá? ¿O un dirigente católico, que hace lo mismo? ¿O soy un pecador? ¿Uno que debe ser condenado por sus propios pecados? ¿Y me acerco, me hago prójimo, me ocupo de aquel que tiene necesidad? ¿Cómo hago yo ante tantas heridas, ante tantas personas heridas con las cuales me encuentro todos los días? ¿Hago como Jesús? ¿Tomo forma de siervo? Nos hará bien esta reflexión, leyendo y releyendo este pasaje. Aquí se manifiesta el misterio de Jesucristo, puesto que siendo pecadores, ha venido por nosotros, para curarnos y dar la vida por nosotros”.