Entre los temas abordados en la última reunión del Consejo de Cardenales estuvo la “selección y competencia del personal” de la Curia.
El Vaticano estudia la posibilidad de contratar a menos sacerdotes, a menos italianos y a más laicos; hombres y mujeres.
De esta forma se pretende rejuvenecer la plantilla y hacerla más internacional. Se trata de una medida que ya se ha ido poniendo en práctica con la creación del ministerio dedicado a los laicos, familia y vida.
No solo se está analizando este aspecto: descentralizar la Curia es otro de los conceptos clave de la reforma. Se trata de encontrar formas para que las diócesis, en temas que son de su competencia, dependan menos de Roma. Por ejemplo, recientemente el Papa aprobó un cambio en la normativa canónica que afecta a las traducciones de los libros litúrgicos del latín a otros idiomas. A partir de ahora el Vaticano tendrá un papel menos activo en su aprobación. No revisará las traducciones que ya hayan sido aprobadas por las conferencias episcopales sino que se limitará a confirmar lo que ya ha sido aprobado por ellas.