Lorenza no esperaba recibir a un Papa “herido” pero el contratiempo no impidió que Francisco cancelase la visita. Lorenza tiene 77 años y lleva 52 dando de comer a los niños pobres de su barrio en Cartagena.
Recibió a Francisco minutos después de que recibiera un golpe contra el papamóvil a causa de un frenazo. Sufrió heridas en la ceja y el pómulo y su sotana se manchó de sangre.
“Me pusieron un ojo de compota”, bromeó el Papa con los periodistas durante el diálogo que mantuvieron en el vuelo de regreso de Colombia. “Me incliné para saludar a un chiquillo, no vi el cristal y… ¡pum!”.
JRB