Así acogieron los centenares de sacerdotes, religiosos y sus familias al Papa cuando llegó al Centro de Espectáculos La Macarena.
Con aplausos... y con mucho ritmo.
Y el aplauso fue mayor cuando les llamó como se les conoce en la zona.
FRANCISCO
“Queridas familias, ¡queridos «paisas»!”.
Gran parte del discurso de Francisco fue dedicado a las vocaciones sacerdotales y religiosas entre los jóvenes. Dijo que no es cierto que el contexto actual haya apagado las ganas por hacer cosas grandes que tienen los jóvenes. Prueba de ello, dijo, es que muchos de ellos dedican su tiempo a tareas de voluntariado.
FRANCISCO
“Son muchos y algunos son católicos practicantes, otros son católicos al agua de rosa, como decía mi abuela. Otros no saben si creen o no creen pero esa inquietud los lleva a hacer algo por los demás. Esa inquietud llena los voluntariados de todo el mundo de rostros jóvenes. Hay que encauzar la inquietud. Cuando lo hacen captados por jesús, sintiéndose parte de la comunidad, se convierten en «callejeros de la fe”.
El Papa dijo que ese callejear ya permite la acción del Espíritu Santo en ellos y que su ejemplo vale más que mil discursos.
FRANCISCO
“En uno de los viajes, en la JMJ de Polonia, en el almuerzo que tuve con los jóvenes. Uno me preguntó que le puedo decir yo a un compañero suyo, joven, que es ateo y que no cree. Se me ocurrió contestarle: mira, lo último que tienes que hacer es decirle algo. Se me quedó mirando APLAUSO. 'Empezá' a hacer, 'Empezá' a comportarte de tal manera que la inquietud que él tiene adentro lo haga curioso y te pregunte, y cuando te pregunte por tu testimonio ahí puedes empezar a decir algo. Es tan importante ese callejear, callejear la fe, callejear la vida. Así que a mí no me vengan con el cuento de que 'No claro, no hay tantas vocaciones de especial consagración porque claro, con esta crisis que vivimos'. ¿Eso sabes que es? Cuento chino. ¿Clarito?”
El Papa también subrayó la importancia que tiene que tener para un sacerdote o consagrado la lectura contemplativa de las Sagradas Escrituras y la vida de oración. También les advirtió contra el peligro de ambicionar honores o puestos de poder y que los religiosos no se deben aprovechar de la bondad de su pueblo para ser servidos y obtener beneficios materiales.
Este fue el último encuentro del Papa en Medellín antes de afrontar la última etapa de su viaje a Colombia: Cartagena.
