Si con los jóvenes el ambiente del encuentro fue dinámico con los obispos el Papa cambió de registro. Les expuso en un profundo y largo discurso las líneas que deben sostener su acción en el momento histórico que atraviesa su país.
Les dijo que no son políticos pero sí pastores, por lo que deben alzar la voz ante la injusticia y con libertad.
FRANCISCO
“No sirven alianzas con una parte u otra, sino la libertad de hablar a los corazones de todos. FLASH. No tengan miedo de alzar serenamente la voz para recordar a todos que una sociedad que se deja seducir por el espejismo del narcotráfico se arrastra a sí misma en esa metástasis moral que mercantiliza el infierno y siembra por doquier la corrupción y al mismo tiempo, engorda los paraísos fiscales”.
Les dijo que la oración debe ser clave en su vida, que dialoguen entre ellos y que miren al presente con ojos de eternidad.
FRANCISCO
“No se midan con el metro de aquellos que quisieran que fueran sólo una casta de funcionarios plegados a la dictadura del presente. No se cansen de construirla a través del diálogo franco y fraterno, condenando como peste las agendas encubiertas, por favor”.
Les habló de la necesidad de cuidar de los sacerdotes, la vida en todas sus etapas, de la familia... pero sobre todo Francisco dijo que lo que más quería transmitirles era esto: ánimo.
FRANCISCO
“Les confieso que siento como un deber. Darles ánimo. No sé cómo tengo que decirles anímense. Siento ese deber, de transmitirles mis ganas de darles ánimo”.
El Papa concluyó también les habló de la Amazonia. Les dijo que “es para todos una prueba decisiva para verificar si la sociedad está en grado de custodiar lo que ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo”.