Hay más de 100 muertos en las calles, inestabilidad política y crispación. La Unión Europea, Estados Unidos y Organización de Estados Americanos rechazan los resultados de la Asamblea Constituyente mientras que Nicolás Maduro sigue empeñado en sacar adelante su proyecto político de perpetuarse en el poder.
Ante este panorama la “Santa Sede manifiesta nuevamente su profunda preocupación por la radicalización y el agravamiento de la crisis en la República Bolivariana de Venezuela, por el aumento de los muertos, de los heridos y de los detenidos”.
Así se expresa el Vaticano en un comunicado emitido este viernes en el que asegura que el Papa está informado de la situación “y su implicaciones humanitarias, sociales, políticas, económicas e incluso espirituales”.
Por eso mismo, la Santa Sede pide que “se eviten o se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente que, más que favorecer la reconciliación y la paz, fomentan un clima de tensión y enfrentamiento e hipotecan el futuro”.
Al mismo tiempo, solicita que se creen las condiciones idóneas para una solución negociada, tal y como pidió en esta carta del 1 de diciembre de 2016. Es decir, la excarcelación de los presos políticos, elecciones, devolver sus competencias a la Asamblea nacional y permitir ayuda sanitaria internacional.
Por último, la Santa sede pide especialmente al Gobierno que respete los derechos humanos y la Constitución vigente así como que las Fuerzas de Seguridad no usen la fuerza de un modo desproporcionado.
El Papa asegura su oración por el país e invita a todos los cristianos del mundo a que recen también por Venezuela en estas horas difíciles.