De nuevo Francisco pasa el verano sin salir del Vaticano. No viajará a Castel Gandolfo para descansar unos días como hicieron sus predecesores.
Durante el mes de julio sus actividades se han reducido al mínimo. Ni encuentros oficiales ni catequesis públicas semanales. Su única aparición pública se limita a los domingos a las 12.00, para rezar el ángelus con los peregrinos.
Francisco disminuye, por tanto, el frenético ritmo de encuentros oficiales aunque no deja de trabajar. En septiembre le espera un largo viaje a Colombia que debe preparar. El país está inmerso en un discutido proceso de paz que pretende poner fin a la guerra contra el narcotráfico. En los últimos 30 años se ha cobrado más de 20.000 vidas. Por eso todos sus gestos y palabras serán mirados con lupa.
Por eso aunque el Papa disminuya su actividad exterior en este período el pontífice aprovecha para trabajar de puertas para adentro, con tranquilidad.