Será porque es verano y está de buen humor o será porque está cansado de oír a los que hacen de la queja un deporte.
En todo caso, esta foto que publica “Vatican Insider” ha causado furor: en la puerta de su habitación el Papa ha colocado este cartel: “Prohibido quejarse”. Y en la letra pequeña se lee:
“Los infractores padecen un síndrome de victimismo que disminuye la capacidad de resolver problemas y el buen humor”.
Dice que “el castigo será doble para los que se quejen ante los niños” y concluye con un esperanzador mensaje: “No se concentre solo en sus límites sino en sus capacidades”. “Deje de lamentarse y cambie su vida”.
El cartel se lo dio el psicoterapeuta Salvo Noè, hace un mes, al terminar una audiencia general. Un mensaje que cuaja perfectamente con la línea de Francisco. Todo un programa de pontificado concentrado en este aviso.