La crisis de los refugiados recibe respuestas enfrentadas. Pero el Papa siempre se ha mantenido firme. Pide que quienes se ven forzados a escapar sean tratados en primer lugar como personas.
Su primer viaje fue a Lampedusa, la isla a la que llegan muchos de ellos. Allí denunció la 'globalización de la indiferencia'. Desde entonces no se ha cansado de denunciar la situación de estas personas.
EXTENSIÓN DE LA CRISIS
FRANCISCO, 19 de septiembre de 2016
'Trágicamente, en el mundo actual más de 65 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus lugares de residencia. Este número sin precedentes va más allá de lo imaginable. El número total de personas en busca de refugio es mayor que toda la población de Italia'.
DEBER CÍVICO
FRANCISCO, 21 de febrero de 2017
'Hay un deber cívico. Nuestro compromiso a favor de los migrantes, de los prófugos y de los refugiados es una aplicación de esos principios y valores de acogida y fraternidad que constituyen un patrimonio común de humanidad y sabiduría al que recurrir'.
El Papa no distingue a los refugiados, vengan del país que vengan y sean de la religión que sean. Además de pedir a los políticos que busquen una solución a la crisis, pide a los cristianos que contribuyan con su ayuda y con su cariño.
CÓMO RECIBIRLOS
FRANCISCO, 17 de febrero de 2017
'¿Cómo debemos recibirlos, cómo se debe recibir a los migrantes? ¿Cómo se debe acoger a los migrantes? En primer lugar como hermanos y hermanas. Son hombres y mujeres como nosotros'.
TODOS TIENEN ESTE DEBER
FRANCISCO, 26 de octubre de 2016
'El compromiso de los cristianos es urgente. Todos tenemos el deber de acoger al hermano que huye de la guerra, el hambre o la violencia y estamos llamados a salir al encuentro del que sufre para llevarle el abrazo y la misericordia de Dios'.
HUMANIDAD
FRANCISCO, 19 de septiembre de 2016
'Os animo a que deis la bienvenida a los refugiados en vuestros hogares y comunidades, de forma que su primera experiencia de Europa no sea el trauma de dormir en el frío de las calles, sino una acogida cálida y humana. Recordad que la auténtica hospitalidad es un valor profundamente evangélico, que alimenta el amor y que es nuestra mayor seguridad contra los odiosos actos de terrorismo'.