El tren de los niños regresó al Vaticano. Esta vez sus pasajeros eran 400 niños de las zonas afectadas por terremotos en Italia central.
Para muchos era la primera vez que visitaban el Vaticano. Allí también pudieron reunirse con el Papa.
El Papa se sentó con ellos para conocer personalmente sus historias.
'Me gustaría que alguno de vosotros me contara cómo fueron los días después del terremoto. Tú, ven, ven, cuéntame'.
'Fueron días difíciles'.
'Claro... Cuéntame. ¿Por qué fueron difíciles? Dime, dime'.
'Tuvimos muchos problemas porque las casas y los edificios se derrumbaron. Y también nuestras escuelas'.
Aunque al principio les costó hablar, poco a poco los pequeños se soltaron. Al final, el Papa les dio este consejo.
'Esto que habéis vivido es algo muy feo, es una calamidad. ¿Verdad? Es una calamidad. Y las tragedias hieren el alma. Pero el Señor nos ayuda a recuperarnos. ¿Tenéis confianza en el Señor?'
'¡Sí!'
Francisco les contó que a Dios le gusta mucho la expresión 'Muchas gracias' y les propuso dar las gracias a Dios también por la ayuda y la generosidad que experimentaron después de la tragedia.
Y luego los dejó, porque era la hora del almuerzo y los pequeños tenían hambre.
'Tienen hambre'.
JMB
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