El Papa pasó el domingo por la tarde en una parroquia de Roma, la de San Pier Damiani, en las afueras de la ciudad.
Nada más llegar, se reunió con los niños que van a la catequesis, que le hicieron varias preguntas.
Uno le preguntó qué pueden hacer ellos para salvar el mundo. Les respondió con varios ejemplos: con la oración, jugando y respetando a las personas.
FRANCISCO
'¿Qué debo hacer si una persona me ha hecho daño? ¿Le puedo hacer también yo daño?
¡No!
No. No es bonito. ¿Puedo llamar a la mafia para que le haga algo?
¡No!
No os veo convencidos. ¿Se puede hacer?
¡No!
¿Se pueden hacer acuerdos con la mafia?
¡No!
También uno de los niños le preguntó cómo descubrió su vocación y por qué se hizo sacerdote.
FRANCISCO
'Yo tenía 16 años, y sentí que el Señor quería que me hiciera sacerdote. Aquí estoy. Soy cura. Esta es la respuesta. Se siente en el corazón. Igual que cuando un chico siente en el corazón simpatía, que luego aumenta, y siente el amor por una chica, y luego se hacen novios, y luego se casan, se siente en el corazón que el Señor te dice: 'Tú debes seguir el camino para hacerte sacerdote''.
Después, el Papa se reunió con un grupo del Camino Neocatecumenal, luego con varios pobres, y más tarde confesó a cuatro personas.
Cuando entró en esta moderna iglesia le esperaban muchas familias para la Misa.
En la homilía, Francisco recordó que los cristianos siempre deben hablar con dulzura y respeto para que el Espíritu Santo entre en las almas.
FRANCISCO
'¡Cuánta gente se acerca a una parroquia, por ejemplo buscando esta paz, este respeto, esta dulzura, y encuentra luchas internas entre la gente. En vez de dulzura y respeto, chismorreos, calumnias, celos, competencia, unos contra otros... Encuentra un aire, no de incienso sino de chismorreo. ¿Y qué dice? 'Si estos son cristianos, prefiero seguir siendo pagano'. Y se va'.
Como recuerdo por la visita, el párroco le entregó una escultura del Buen Pastor. Le pidió que cada vez que la mirase, rezara por ellos.
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