El artista Marko Rupnik era muy joven cuando ingresó en la compañía de Jesús en 1973 en Eslovenia. Sus dibujos en las paredes de los pasillos llamaron la atención de un gran entendido que estaba de visita. Gracias a éste, se fue a estudiar Bellas Artes en Roma apoyado por sus superiores.
Triunfar en el mundo del arte es un privilegio que pocos consiguen. Él ha logrado eso y más: su primera gran obra, un mosaico de 600 metros cuadrados en la capilla Redemptoris Mater en Ciudad del Vaticano, fue una petición del Papa Juan Pablo II. Rupnik le propuso hacerlo de un modo distinto.
MARKO RUPNIK
Artista
'Dije: podemos buscar un modo de dar una impronta religiosa a las obras, podría nacer algo realmente eclesial y espiritual, le dije, pero será una revolución. Entonces él me dio un golpecito en la espalda y me dijo: 'Haz esa revolución'.'
Sus obras son siempre de carácter religioso. Asegura que se inspira en la Eucaristía y que ésta es su manera de estar al servicio de Dios.
Ha expuesto sus obras más de 150 veces en distintas partes del mundo. Sus mosaicos están en los lugares más emblemáticos: en Lourdes, en Fátima, en la Basilica de Juan Pablo II en Cracovia, en el Santuario Nacional de Juan Pablo II en Washington, en la Catedral de la Almudena en Madrid...
MARKO RUPNIK
Artista
'Medito la Sagrada Escritura, leo continuamente, de eso me alimento, yo no veo la televisión desde hace 25 años. Así, de todo este depósito de la Tradición de la Iglesia, en la cual me muevo, surgen todas las imágenes que luego propongo. Se copia el diseño en las láminas de nylon, trabajamos en el atelier porque siempre tratamos de realizar las figuras aquí. Metemos una red de fibra de vidrio, que es indestructible, y sobre esta iniciamos a componer el mosacio de las figuras. Las figuras son un 15/20 por ciento de un mosaico, el resto son fondos que nosotros creamos directamente en el lugar donde irán los mosaicos'.
A pesar del éxito cosechado durante estos veinte años, nunca olvida a la persona que lo ayudó a emprender este camino.
MARKO RUPNIK
Artista
'Le debo tanto a Juan Pablo II, pero no solo por lo que me ayudó en el Arte, sino por cómo me ayudó a sentir la Iglesia'.
Desde 1995 es el director del Centro Aletti, el taller donde nacen todas sus obras de arte. Allí trabajan con él personas de distintas partes del mundo y el proceso de selección es exhaustivo: de 50 preseleccionados, Marko Rupnik solo elige a uno, y éste debe estar dos meses de prueba antes de formar parte de su plantilla. El lema es claro: para ser el mejor hay que trabajar con los mejores.
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