Priscilla es de Sudán del Sur y ha traído a Roma a su abuela Ranetha para ver a los misioneros que le cambiaron la vida. El encuentro con el Papa fue sólo el primer paso del viaje.
Eran misioneros combonianos de Verona, Italia, que llegaron a Sudán en 1904. Poco a poco se extendieron por todo el país, y llevaron el catolicismo a la zona en la que vivía Ranetha.
PRISCILLA SPAETH
'Queríamos llevarla a Roma. Cuando mi abuela tenía 12 años se trasladó desde su casa en Opari hasta la misión de Loa, donde había una iglesia y una escuela. Y allí se hizo cristiana. Los sacerdotes y las monjas aprendieron el idioma, vivieron con el pueblo y sirvieron allí'.
El padre de esta anciana era musulmán, y su madre seguía las religiones tradicionales de la tribu. Y dice su nieta que gracias a estos misioneros, la familia es católica.
PRISCILLA SPAETH
'Desde siempre mi abuela nos habla de lo que vivió en la misión de Loa,. Habla siempre con mucho cariño de estas monjas y sacerdotes. Por eso la trajimos para que conozca al Papa. Queremos que conozca a los combonianos, a los misioneros que cambiaron su vida, porque le llevaron a Cristo. Queremos darles las gracias'.
Antes de irse de Roma quieren también visitar la tumba del sacerdote que confirmó a la abuela. Han pasado más de 70 años, pero también en este caso, todos los caminos llevan a Roma.
JC/JMB
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