El Papa se reunió con los cuarenta nuevos reclutas de la Guardia Suiza, que vinieron hasta el Vaticano con sus familiares.
Era el aniversario del día en el que 147 guardias dieron su vida para salvar al Papa Clemente VII. Era el año 1527.
FRANCISCO
'Hoy no sois llamados a esta heroica entrega de la vida física, sino a otro sacrificio no menos difícil: servir a la potencia de la fe. La fe es una válida barrera para resistir a las fuerzas y potencias de esta tierra, y sobre todo al 'príncipe de este mundo', que es el 'padre de la mentira''.
Por la tarde fue el solemne juramento en el que se comprometieron a defender con su propia vida a los sucesores de San Pedro. Una ceremonia espectacular.
Primero, uno de los oficiales llamaba a cada recluta. Luego éste se acercaba a la bandera y levantaba tres dedos, como símbolo de la Santísima Trinidad. Y entonces, juraba defender al Papa. Una ceremonia intensa, que incluyó un breve concierto de la banda de la Guardia Suiza. Un ejército serio, con gran sentido del humor.
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