Uno de los monumentos más sugestivos de Roma, el Coliseo, se iluminó este Viernes Santo con las velas de miles de peregrinos que acudieron al Vía Crucis con el Papa Francisco.
Las intensas meditaciones que acompañaron las estaciones de la Pasión de Jesús fueron escritas por la teóloga francesa Anne-Marie Pellettier, galardonada con el Premio Ratzinger. Mencionó dramas de nuestro tiempo como la guerra, los abusos a menores o la situación de los refugiados.
Durante el trayecto, laicos, obispos y cardenales llevaron la cruz de estación en estación, en recuerdo de situaciones de dolor del mundo actual.
'En un mundo donde hay tanto por lo que llorarâ?.
Durante la tercera estación llevó la cruz un hombre en una silla de ruedas, junto con un camillero y dos enfermeras.
También la llevaron ciudadanos de países que atraviesan dificultades, crisis políticas o persecución. Por ejemplo, Colombia, Congo, China, y Tierra Santa.
También, esta familia de Egipto, en recuerdo de las víctimas de los atentados del Domingo de Ramos. Precisamente, el Papa viajará a El Cairo a finales de abril, como gesto de paz con el mundo musulmán.
Cuando concluyeron las meditaciones, el Papa tuvo una intensa reflexión sobre la actualidad de la Cruz. Pidió ayuda a Dios y le pidió perdón por la situación del mundo.
FRANCISCO
'Oh Cristo, nuestro único salvador. Volvemos a Ti este año con la mirada a tierra por la vergí¼enza, y el corazón lleno de esperanza. Vergí¼enza por todas las imágenes de devastación, destrucción y naufragio que ahora son normales en nuestra vida. Vergí¼enza por la sangre inocente de mujeres, niños, emigrantes y de personas perseguidas por el color de su piel o por ser de una etnia o de una clase social, o por su fe en Tiâ?.
El Vía Crucis de este año duró casi una hora y cuarenta y cinco minutos, y terminó al filo de las once de la noche. Según la Gendarmería Vaticana participaron unas 20.000 personas.
MB-JMB
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