Esta larga procesión recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén antes de la Pasión.
El Papa Francisco la presidió hasta el obelisco, donde tradicionalmente bendice las palmas y ramos de olivo.
Después continuó hasta el altar en la plaza. En su homilía, el Papa recordó que el Domingo de Ramos es siempre dulce y amargo porque se recuerda que Jesús entró aclamado por la multitud en Jerusalén para ser crucificado unos días después. Es la prueba de que era el auténtico mesías.
FRANCISCO
'No es un iluso que siembra falsas ilusiones, un profeta 'new ageâ?, un vendedor de humo, todo lo contrario: es un Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del siervo, el siervo de Dios y del hombre que va a la pasión; es el gran Paciente del dolor humanoâ?.
Francisco explicó que Jesús siempre es claro con sus discípulos: Su camino es el de la victoria final que pasa a través de la Cruz.
FRANCISCO
'Para seguir fielmente a Jesús, pedimos la gracia de hacerlo no de palabra sino con los hechos, y de llevar nuestra cruz con paciencia, de no rechazarla, ni deshacerse de ella, sino que, mirándolo a él, aceptarla y llevarla día a díaâ?.
También habló del sufrimiento por el que pasó Cristo, el mismo que siguen padeciendo muchas personas hoy en día.
FRANCISCO
'Él está presente en muchos de nuestros hermanos y hermanas que hoy, hoy sufren como él, sufren a causa de un trabajo esclavo, sufren por los dramas familiares, por las enfermedades... Sufren a causa de la guerra y el terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellasâ?.
Al terminar la misa, el Papa recorrió la plaza de San Pedro en papamóvil para saludar a los 50.000 peregrinos que asistieron a esta ceremonia con la que comienza la Semana Santa.
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