Cuando regresó de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco dijo que no sabía quién sería el papa en la próxima JMJ de Panamá 2019, pero que Pedro sí estaría ahí.
'No sé si estaré en Panamá, pero Pedro si estará.'
Francisco no se toma su trabajo a la ligera, ni olvida a quienes le han precedido. Siempre ha tenido muy presente sus inicios. Tanto es así que uno de sus primeros actos como papa lo dedicó a visitar la tumba de San Pedro, enterrados bajo el Vaticano.
LAURA DONATO
Guía archeológica de la Tumba de San Pedro
'Fue lo primero que hizo nada más ser nombrado papa. Porque el 1 de abri, en 2013, él quería visitar su tumba para orar, así que eso fue lo que hizo en cuanto pudo.'
Veneró a San Pedro, rezó y respetó los testimonios de muchos arqueólogos que aseguraban allí estaban los restos.
El Papa descendió las tres filas de altares, construidas por los papas anteriores, hasta la Capilla Clementina. Esta pequeña capilla es donde se veneraban las reliquias de San Pedro y donde hoy en día permanecen.
LAURA DONATO
Guía archeológica de la Tumba de San Pedro
'En el evangelio de Mateo podemos leer que Jesús eligió a Pedro como su sucesor: 'Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia'. Por este motivo, los papas son considerados sucesores de Pedro y su tumba es tan importante para todos los católicos'.
Francisco ha demostrado ser un papa de acción. Desde que comenzó su pontificado ha querido comunicarse a través del ejemplo y a pesar de que hay cientos de reliquias de santos por toda Roma, él escogió visitar las de San Pedro.
LAURA DONATO
Guía archeológica de la Tumba de San Pedro
'Las reliquias son importantes. Son pruebas históricas y reales de la fe. La fe tiene sus raíces en la historia. No estamos hablando de relatos mitológicos, sino de eventos históricos. Mostrar sus huesos y sus restos es una forma de demostrar que todo ocurrió de verdad'.
El 24 de noviembre de 2013, durante la misa de clausura del 'Año de la Fe', el Papa Francisco mostró los huesos por primera vez al mundo entero y después rezó con la caja que contenía las reliquias entre sus manos. Este acto concluyó el 'Año de la Feâ? de una forma muy significativa.
Las reliquias de San Pedro sirven, tanto a cristianos como a no creyentes, como excusa para peregrinar hasta Roma y verlos con sus propios ojos.