El encuentro del Papa con niños y jóvenes en Milán fue sencillamente espectacular. En el estadio San Siro había unos 80 mil jóvenes que se preparan para recibir la confirmación y sus catequistas. Prepararon una coreografía, que incluyó varias sorpresas.
El Papa respondió a preguntas de uno de los chicos, de unos padres y de una educadora. Se divirtió mucho, y respondió casi todo el tiempo improvisando las respuestas.
'A ti, cuando tenías nuestra edad, '¿qué te ha ayudado a crecer en amistad con Jesús?'
FRANCISCO
'Os pregunto de nuevo: los abuelos, ¿nos pueden ayudar a crecer en amistad con Jesús?
'¡Sí!'
'Eso es lo que a mí me ha pasado: mis abuelos me hablaron con normalidad de las cosas de la vida. Un abuelo era carpintero y me enseñó cómo con el trabajo Jesús aprendió ese oficio, y así, cuando miraba a mi abuelo pensaba en Jesús. El otro abuelo me decía que no debía irme a dormir sin decir una palabra a Jesús, sin darle las 'buenas noches''.
Estos padres hicieron una pregunta sobre cómo ayudar mejor a los hijos.
'¿Cómo transmitir a nuestros hijos la belleza de la fe? A veces nos parece muy complicado hablarles de estas cosas sin ser aburridos, banales, o, aún peor, autoritarios.'
El Papa les aconsejó que no discutan, o al menos, que no discutan delante de los hijos. Y luego, que el domingo pasen mucho tiempo con ellos.
FRANCISCO
'No sólo ir a la iglesia a rezar o a dormir en la homilía -eso pasa-, no sólo eso. Después de Misa ir a jugar juntos. Ahora que llegan los días de sol, por ejemplo, el domingo después de ir a Misa en familia es bueno ir a un parque o a una plaza a jugar, a estar juntos. En mi tierra se llama 'dominguear', pasar el domingo juntos'.
Pero lo más importante, fue la promesa que arrancó a los jóvenes: la de no hacer bullying y humillar a otros niños.
FRANCISCO
'Prometedle al Señor que no haréis jamás bullying y que no permitiréis que se haga en vuestro colegio, en vuestra escuela, en vuestro barrio. ¿Entendido?'
'¡Sí!'
'¿Me lo prometéis? Jamás, jamás os burlaréis de un compañero del colegio, del barrio... ¿Lo prometéis, hoy?'
'¡Sí!'
'El Papa no está contento de la respuesta... '¿Lo prometéis?'
'¡Sí!'
El encuentro duró algo más de una hora, y el tiempo se pasó volando. Antes de marcharse, el Papa se detuvo con algunos enfermos. Y el saludo más largo, el último de su visita a Milán. se lo llevó este bebé.