La catequesis semanal en el Vaticano comenzó con esta conmovedora escena.
Este grupo de personas no pudo contener la emoción por poder saludar a Francisco. Enarbolaban banderas de China, un país donde los cristianos viven su fe en circunstancias difíciles.
Durante la audiencia, el Papa advirtió contra la caridad hipócrita, la que busca el propio interés en lugar del amor sincero.
FRANCISCO
'La hipocresía se puede insinuar en todas partes, también en nuestro modo de amar. '¡Qué bueno soy!' Esto es hipocresíaâ?. ¿Cómo podemos estar seguros de que nuestro amor sea sincero, que nuestra caridad sea auténtica, de que no estamos fingiendo o de que nuestro amor sea una telenovela?â?.
Francisco explicó que la caridad sincera la viven los que han experimentado la misericordia de Dios. Ellos saben qué significa recibir amor gratuitamente, a pesar de los errores que hayan podido cometer en su vida. Este, sentenció, es el secreto de la alegría cristiana.
FRANCISCO
'Porque sabemos que en toda circunstancia, también en las más difíciles, y también a pesar de nuestros propios fallos, el amor de Dios no viene a menosâ?.
En el turno de los saludos en italiano, el Papa, con tono severo y sin dejar de lado el tema de la caridad, habló precisamente de un ejemplo de lo que no es caridad. Saludó a un grupo de empleados de una empresa italiana que está despidiendo a su personal pese a contar con beneficios. Francisco apeló a la responsabilidad social y también hizo una advertencia.
FRANCISCO
'Quien por maniobras económicas para hacer negocios no del todo claros, cierra fábricas, cierra empresas, y quita el trabajo a las personas, esta persona comete un pecado gravísimoâ?.
Antes de marcharse, recordó de nuevo que la Cuaresma no consiste tanto en un ayuno de alimentos como de los malos hábitos que hieren a los demás.
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