Durante unas horas el Papa Francisco se convirtió en profesor de esta universidad de Roma. Muchos docentes y alumnos salieron a la calle para saludarlo. Aunque entre ellos no había sólo estudiantes.
'¿Este también es universitario?â?
El Papa se hizo decenas de selfies antes de comenzar su lección.
Luego, cuatro alumnos le hicieron preguntas. Una fue de esta refugiada siria que el Papa trajo de Lesbos. Es microbióloga y ahora investiga en la universidad. Le preguntó sobre el miedo a los refugiados.
'¿No cree que los emigrantes amenazan la cultura cristiana de Europa?â?
El Papa recordó que los atentados en Bruselas fueron cometidos por jóvenes nacidos en Europa, pero que no se habían integrado. Recordó también que uno de cada diez suecos es emigrante o hijo de emigrantes, pero está perfectamente integrado.
FRANCISCO
'Cuando hay acogida, y se les acompaña e integra, no hay peligro. Con las migraciones se recibe una cultura y se ofrece otra cultura. Esta es mi respuesta al miedoâ?.
'Porque hay guerra y escapan de la guerra; o hay hambre y escapan del hambre. ¿Cuál sería la solución ideal? Que no haya guerra o que no haya hambre. O sea, hacer las paces, o llevar inversiones a aquellos lugares para que tengan recursos para trabajar y ganarse la vida. Pero si hay hambre, escapanâ?.
Francisco habló también de política global y pidió cambiar el tono del debate público para facilitar el diálogo.
'¿Qué 'medicinasâ? existen para contrastar las actitudes violentas?â?
FRANCISCO
'Es verdad, hay un clima de violencia en nuestras ciudades. También la prisa y la celeridad nos hacen violentos en casa. Y muchas veces nos olvidamos, en casa, de dar los buenos días: hola, hola. Estos saludos anónimos. La violencia es un proceso que nos hace cada vez más anónimos. Te quita el nombreâ?.
'En una sociedad en la que la política se ha rebajado tanto, (me refiero a la sociedad mundial, no sólo aquí, a todo...) se pierde el sentido de la construcción social, de la convivencia social. Y la convivencia social se hace con el diálogo. Y para dialogar, antes, escucharâ?.
Fue su primera visita a una universidad romana. Y los estudiantes, además de tomar nota de su clase, aprovecharon para hacerse decenas de fotos con él..., o para acariciarlo.
No era una visita fácil. Hace nueve años, Benedicto XVI tuvo que cancelar la visita a otra universidad de Roma por las protestas de un grupo de profesores.
Quizá les sirva el consejo de Francisco de escuchar a todos para convertir la universidad realmente en un lugar de diálogo.
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