Esta es la carta que Francisco ha enviado a su número tres para nombrarlo 'Delegado especial' ante la Orden de Malta. En ella dice que a partir de ahora Angelo Becciu es el único que puede hablar en nombre del Papa ante la Orden.
No lo menciona explícitamente, pero significa que el cardenal patrono de la Orden, Raymond Burke, no le representa durante esta etapa.
Angelo Becciu deberá trabajar con el Lugarteniente ad interim, Frey Ludwig Hoffmann von Rumerstein, la máxima autoridad de la Orden hasta que se nombre un nuevo Gran Maestre.
Juntos prepararán el próximo Capítulo extraordinario de la Orden y 'decidirán las modalidades de un estudio para actualizar la Constitución de la Orden y su reglamento'.
El Papa le pide que trabaje 'por la reconciliación entre todos sus componentes, religiosos y laicos' y que se dedique a la 'renovación espiritual y moral de la Orden, especialmente de los miembros religiosos'.
El representante del Papa no tomará decisiones sobre las relaciones diplomáticas de la Orden de Malta o sobre sus proyectos.
La crisis comenzó porque fue expulsado uno de los miembros del consejo de gobierno alegando el supuesto apoyo del Papa. Como no era cierto, Francisco pidió al Gran Maestre que renunciase para que la Orden retomara la serenidad. La llegada del representante del Papa debería ser un paso en esa dirección.