El Vaticano ha confirmado la dimisión de Matthew Festing como Gran Maestre de la Orden de Malta, una decisión que entrará en vigor el sábado 28 de enero.
El Papa se reunió el martes con él y le pidió que dimitiera para facilitar una solución a la crisis interna de la Orden. Y el príncipe ha aceptado.
Con este comunicado, Francisco le ha dado las gracias por este gesto de 'lealtadâ? y por su 'disponibilidad para servir a la Orden de Malta y a la Iglesiaâ?.
Esta historia comenzó en noviembre cuando el gobierno de la Orden de Malta descubrió que hace años su actual gran canciller Albrecht von Boeselager supuestamente permitió que una ong de la Orden distribuyera preservativos. Él lo niega.
Ante la crisis de confianza, el cardenal protector de la Orden Raymond Burke pidió al Papa que apoyase la destitución de Boeselager. Francisco respondió que debían resolver el problema con diálogo y no con una expulsión.
Sin embargo, no le hicieron caso y pocos días después expulsaron al canciller, supuestamente insinuando que tenían el apoyo de la Santa Sede.
El ex canciller apeló la decisión al Vaticano, que con dos cartas invitó a la Orden de Malta a seguir la primera indicación del Papa y reconsiderar la expulsión.
Como no lo hicieron, para conocer lo ocurrido, el Papa pidió a cuatro miembros de la Orden de Malta y a un arzobispo que investigaran para informarle sobre lo que realmente había ocurrido.
El Gran Maestre respondió de un modo duro: dijo que el Vaticano no tenía potestad para intervenir en una decisión interna, y pidió a los miembros de la Orden que no colaboraran con la investigación. Llegó incluso a acusar gravemente de conflicto de intereses a algunos miembros de la comisión.
Ahora el príncipe ha dado ejemplo de obediencia, y con su paso atrás ayudará a que la Orden de Malta pueda empezar de nuevo y resolver esta inédita situación que no beneficia a nadie.
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