En los tiempos en los que se extendió el uso del tren para viajar de una ciudad a otra, diseñaron estos vagones para que el papa Pío IX pudiera salir cómodamente de Roma.
Justo durante su pontificado, entre 1846 y 1878, se construyó el ferrocarril que comunicaba Italia con el resto de Europa. En aquel entonces prepararon estos vagones para el Papa. Los usó por primera vez en 1859 para viajar desde la estación de tren de Porta Maggiore en Roma, a la de Albano, cerca de Castel Gandolfo.
CLAUDIO PARISI PRESICCE
Patrimonio Cultural de Roma
'Son tres vagones del tren construido en 1858 para el papa Pío IX, que vio desde el principio las potencialidades del ferrocarril para desplazarse fácilmente a todos los rincones de su Estado Pontificio'.
El tren está lleno de historia: desde el escudo papal que tiene fuera, hasta las cortinas y los muebles que custodia dentro. Cada vagón tiene una función especial y fue diseñado especialmente para el Papa.
Por ejemplo, usaba este vagón con las ventanas abiertas para bendecir a la gente. En el vagón cerrado tenía reuniones durante sus viajes. Había también una capilla bastante tecnológica para su tiempo. Ahora puede visitarse en la central Montemartini de Roma, una de las sedes de los Museos Capitolinos.
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'Este es el primer museo de arqueología industrial del mundo. Fue inaugurado en 1997. Es el primer museo que alberga un tren. No fue fácil adaptar la sala, fue necesario cuidar mucho los detalles'.
Cuando Italia conquistó los Estados Pontificios en 1870, el tren quedó abandonado hasta el aniversario de la unidad italiana, en 1911, cuando fue mostrado en Castel Sant'Angelo.
Ahora vuelven a la luz estos vagones que durante años viajaron lentos pero seguros, y que custodian momentos históricos de la vida del Papa Pío IX.