El crucifijo más antiguo de la basílica de San Pedro es este. Es de principios del siglo XIV y acaba de ser restaurado. Es de madera de nogal y para devolverlo a su aspecto original hubo que quitar las capas de pintura y barniz que pretendieron hacerlo pasar por una escultura de bronce.
Pesa 72 kilos, mide 2.15 metros de altura y muestra al Jesús de los últimos instantes de vida: afligido y sereno.
CARD. ANGELO COMASTRI Arcipreste de la Basílica de San Pedro 'Es un crucifijo que ha pasado por muchos tristes sucesos. Ha mirado, podríamos decir, con compasión, la historia humana y la historia de la Iglesia'.
El crucifijo es una de las reliquias de la antigua basílica vaticana que han perdurado hasta nuestros días.
Es contemporáneo de Dante, y ante él rezaron santos como la incansable Santa Catalina de Siena. También los ojos de grandes artistas como Miguel Ángel repararían en él.
MONS. VITTORIO LANZANI Delegado de la Fábrica de San Pedro 'Santa Catalina en sus últimos días de vida no dejaba de venir. Decía que no quería salir de esa iglesia ni de día ni de noche para rezar. Por eso es fácil imaginarla ante este crucifijo'.
Sin embargo también fue testigo de tristes acontecimientos como la ocupación napoleónica, la deportación del Papa Pío VI o el saqueo de Roma en 1527. La basílica fue convertida en establo, y entre los cuerpos sin vida de los guardias suizos asesinados, los invasores vistieron al crucifijo de soldado.
CARD. ANGELO COMASTRI Arcipreste de la Basílica de San Pedro 'Cuando lo miro me viene siempre a la cabeza una frase de Chesterton, el anglicano converso, cuando decía que Cristo permite a todos que lo maltraten, que lo crucifiquen, que lo entierren. Pero que todos sepan que en el sepulcro sólo estará tres días'.
El crucifijo ha sido expuesto en San Pedro en un día muy especial: en el jubileo dedicado a las personas encarceladas. El Papa ha querido que esté presente en los últimos días del jubileo. Después será colocado en el altar de la Capilla del Santísimo Sacramento, donde miles de peregrinos podrán volver a rezar mirándolo y contemplándolo.