El Líbano es uno de los países que más refugiados sirios acoge y, por tanto, también lo hacen sus iglesias. Desde 2011, monseñor Justinus Boulos Safar, Patriarca Vicario de la Iglesia Siro-ortodoxa del Líbano, recibe en su parroquia a centenares de familias cristianas refugiadas.
MONS. JUSTINUS BOULOS SAFAR
Patriarca Vicario Iglesia Siro-ortodoxa (Líbano)
'Cristo ahora nos invita a ayudar a estas personas porque, como Iglesia, nuestro mensaje y nuestra misión no es solo predicar el Evangelio de forma no práctica sino predicarlo de forma muy práctica y esto significa ayudar a la gente en estos casosâ?.
Pronto tuvo que usar toda su creatividad para paliar la necesidad ya que los refugiados no dejaban de llamar a su puerta. Por eso, este obispo busca recursos hasta debajo de las piedras para devolverles algo de la vida perdida. Lo hace con proyectos como este, una residencia donde podrán vivir hasta 50 familias.
MONS. JUSTINUS BOULOS SAFAR
Patriarca Vicario Iglesia Siro-ortodoxa (Líbano)
'Nuestra Iglesia no es rica pero hemos abierto las puertas de nuestra casa a todos los refugiados. Hacemos lo que podemos, con ayuda de Diosâ?.
El Líbano tampoco afronta una situación fácil. El obispo cuenta que la guerra siria ha repercutido duramente en la economía de su país. Sin embargo, dice que como cristianos su deber es ayudar. Este ejemplo de generosidad ha reconfortado también espiritualmente a los refugiados.
MONS. JUSTINUS BOULOS SAFAR
Patriarca Vicario Iglesia Siro-ortodoxa (Líbano)
'La bendición nos la dan estas personas a las que ayudamos. No somos nosotros los que les damos algo. Ellos son la bendición para nosotros. Por eso, agradecemos a Dios esta ocasión para poner nuestra fe en prácticaâ?.
También la de los propios refugiados cristianos, familias sirias que han huido por la guerra o por la persecución religiosa de grupos como Daesh.
MONS. JUSTINUS BOULOS SAFAR
Patriarca Vicario Iglesia Siro-ortodoxa (Líbano)
'Son mártires en vida. Son mártires en vida. La Iglesia los llama 'confesores de la feâ?, los que han sufrido la persecución pero no han abandonado su fe. Son auténticos mártiresâ?.
Dice que cada día comprueba cómo la Providencia divina les ayuda pero también reclama la acción humana: Que los poderosos dejen de vender armas, que se pare la guerra y, sobre todo, que se ayude a los cristianos a no abandonar la tierra que vio nacer la fe en Jesucristo.
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