Hace 500 años Martín Lutero desencadenó una de las mayores fracturas de la historia de la Iglesia: la división entre protestantes y católicos.
Francisco viajará a Suecia para recordar este doloroso medio milenio de separación y enviar un mensaje de esperanza: la unidad es posible.
JENS-MARTIN KRUSE
Pastor luterano de Roma
'Creo que el mundo necesita un gesto de la unidad de los cristianos. Un gesto. Un gesto que diga que los cristianos apuestan por la paz. Ya no hay más guerras entre nosotros. El mundo necesita un gesto que diga que la paz es posible'.
SILVANO GIORDANO
Historiador, Pontificia Universidad Gregoriana
'En un mundo secularizado hace falta que los cristianos unan fuerzas para difundir su espíritu en la sociedad. Se trata de dar una contribución específicamente cristiana en el mundo a pesar de las diferencias confesionales o de sensibilidad que hubo y que hay entre unos y otros'.
El profesor Silvano Giordano recuerda que el propio éxito de la Reforma se debió en parte a motivos políticos. Por eso dice que desde que se han separado poder político y religioso el diálogo ecuménico ha mejorado notablemente.
SILVANO GIORDANO
Historiador, Pontificia Universidad Gregoriana
'Hay que tener presente el contexto cultural de la Reforma. Por aquel entonces había una gran diferencia entre el contexto latino y el germánico. La Iglesia en Alemania no quería depender excesivamente de Roma. Tenía su propio orgullo'.
El pastor luterano Jens-Martin Kruse ha sido uno de los mayores protagonistas del diálogo ecuménico en los últimos años. Por su iglesia de Roma pasaron Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco.
JENS-MARTIN KRUSE
Pastor luterano de Roma
'Necesitamos papas y obispos con fuerza, con valentía, porque hay que continuar con el camino hacia la unidad. No basta el diálogo teológico. Debemos dar testimonio juntos'.
Tras el viaje a Georgia y Azerbaiyán el Papa reiteró la importancia que en estos tiempos tiene el diálogo ecuménico.
Se trata de una de las líneas que la Iglesia promovió notablemente a partir del Concilio Vaticano II: que la fe deje de utilizarse como arma que justifique las guerras y se convierta en una herramienta al servicio de la paz.