En San Pedro lucía el sol y el ambiente era animado. La sintonía entre Francisco y los peregrinos es total, no decrece con el paso del tiempo.
Sin embargo el tema que hoy afrontó el Papa en su catequesis fue exigente. Pidió implicarse de verdad para acabar con el hambre.
FRANCISCO
'La pobreza en abstracto no nos llama. Nos hace pensar, nos lamentamos. Pero cuando ves la pobreza en la carne de un hombre, de una mujer, de un niño, esto sí nos llama. Y de ahí, ese hábito de huir de los necesitados, de no acercarnos, o maquillar la realidad de los necesitadosâ?.
El Papa continuó su nuevo ciclo de catequesis sobre las obras de misericordia hablando de la primera de ellas: dar de comer al hambriento.
FRANCISCO
'Hay situaciones de necesidad entre nosotros que requieren una respuesta inmediata y urgente, como: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento; ambas son obras de misericordia corporales. Es muy dura la experiencia del hambre y la sed, y desgraciadamente es una realidad actual y cercana a nosotros.â?.
El Papa recordó que la fe de un cristiano depende de cómo cada uno trata a los necesitados, porque Dios está en cada uno de ellos.
En ese sentido advirtió contra la cultura del bienestar, porque obliga a mirar a otro lado ante las necesidades ajenas.
FRANCISCO
'Una de las consecuencias del llamado 'bienestarâ? es hacer que las personas se cierren en sí mismas, haciéndolas insensibles a las exigencias de los demásâ?.
El Papa concluyó la catequesis recordando unos fragmentos de la encíclica de Benedicto XVI 'Caritas in veritateâ?. En ella su predecesor subrayó que 'dar de comer al hambriento es un imperativo ético de la Iglesia universalâ?.
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