El miércoles en el Vaticano es un día de fiesta. Hasta la plaza de San Pedro llegan peregrinos de lo más variopinto. Este grupo de Indonesia, por ejemplo, amenizó la esperada llegada de Francisco en su papamóvil con un toque de música y color.
Los más atrevidos ofrecen al Papa un poco de mate mientras que otros, más audaces aún, le piden que sople las velas en el día de su cumpleaños.
Sin embargo, los africanos, son sin duda alguna los que mejor se lo pasan. Este bullicioso grupo de República Centroafricana acaparó todas las miradas.
'Es el Papaâ?, nos dicen. 'El número uno de la Iglesia católicaâ?. Su entusiasmo contagioso hizo las delicias de peregrinos como este joven matrimonio al que el Papa saludó al terminar la audiencia.
'No entendía bien lo que decían pero nos unimos a ellos. Hay que lanzarseâ?.
Otros peregrinos del grupo, como Cocó, consiguieron grabar al Papa con el teléfono mientras saludaba a un grupo de enfermos en el Aula Pablo VI.
'Nos bendijo. Fue muy especial. Estoy orgulloso, contento de recibir su bendiciónâ?.
'Cuando lo vimos me alegré muchísimo. Queríamos tocarlo, hablar con él sobre nuestro país pero no fue posibleâ?.
La sensación que han experimentado es indescriptible y la alegría que transmiten incomparable. Es la primera vez que están en el Vaticano y no hay que olvidar que vienen de un país aplastado por la violencia.
Estas son solo algunas de las historias de personas con los que uno se puede cruzar en Roma, cada miércoles, en la plaza de San Pedro.
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