La Iglesia católica cuenta con unos 10.000 santos y beatos. Y aunque la cifra sea abultada, el camino para reconocer la santidad de una persona no es fácil ni la Iglesia se lo toma a la ligera.
El proceso de beatificación o canonización dura años e incluso décadas. Para que se inicie tienen que darse una serie de condiciones.
P. FRANCESCO RUSSO
Responsable oficina causas, Opus Dei
'Lo importante es que ya en vida exista esta fama de santidad y que continúe después de la muerte. También que después del fallecimiento las personas se dirijan a su intercesión para obtener los favores y las gracias del Señor'.
Con esos testimonios, se solicita al obispo que comience el proceso en la diócesis donde ha fallecido el candidato. Él se encarga de presentar la petición a la Congregación para las Causas de los Santos.
P. FRANCESCO RUSSO
Responsable oficina causas, Opus Dei
'Una vez que se presenta esta petición, la Congregación responde. Si da una respuesta positiva, se comienza la causa en la diócesis llamando a los testimonios más significativos, a quienes le han conocido de cerca. Se recogen testimonios tanto a favor como en contra, porque eventualmente hay personas que tienen algo que decir contra la fama de santidad de la persona'.
Esta es la llamada 'fase diocesana' que, desde el principio, cuenta con una figura clave en cualquier proceso, el postulador.
P. JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ
Postulador
'El postulador es la persona, laico o sacerdote, que sigue el desarrollo de la causa, la difusión de la devoción del Siervo de Dios. Sigue todo el desarrollo de la fase diocesana. Es quien presenta la lista de los textos a favor o en contra que puede usar en el proceso'.
Una vez que la Congregación para las Causas de los Santos comprueba que son correctos los datos que envía la diócesis, comienza la llamada 'fase romana'.
P. FRANCESCO RUSSO
Responsable oficina causas, Opus Dei
'Cuando llega a Roma, y como las causas en curso son muchas, si ya hay un milagro que se ha estudiado y que se presenta como milagro, a esta causa la Congregación les da una prioridad'.
Cuando la causa llega a Roma la Congregación pide que el postulador viva en la ciudad. Debe demostrar que ha habido un milagro por intercesión del candidato a los altares.
Suelen ser curaciones de enfermedades. El Vaticano investiga entonces que ser completa, científicamente inexplicable y permanente. Una comisión médica, compuesta por hasta 50 médicos, estudia que cumpla estas características.
Después, los obispos y cardenales de la Congregación deben dar un veredicto positivo sobre el milagro; luego el prefecto elabora un decreto que será confirmado por el Papa. Cuando el Papa lo aprueba, ya se puede fijar fecha para la beatificación.
Es entonces cuando llega este esperado momento...
El siguiente paso será la canonización que requiere de otro milagro, realizado después de la beatificación y obviamente atribuible a la intercesión del nuevo beato.