El Papa retomó la audiencia general en el Aula Pablo VI, después del descanso de julio. Recordó su viaje a Polonia en el que celebró la JMJ con cientos de miles de jóvenes de todo el mundo y realizó una conmovedora visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
Francisco destacó el ejemplo de fraternidad que los jóvenes ofrecieron al mundo. Dijo que le impactó ver las banderas de países que están en guerra ondeando juntas.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA
Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis me refiero al Viaje Apostólico en Polonia. Después de 25 años, la Jornada Mundial de la Juventud vuelve a ese país, con un signo de esperanza para los nuevos desafíos del mundo: la 'fraternidadâ?. Venidos de 180 países, los jóvenes han hecho ondear juntas todas sus banderas, incluso las de naciones en conflicto, en una fiesta de color, un mosaico de fraternidad. Han compartido la alegría de estar juntos, para derramarla por todas partes con las obras de misericordia. Gracias a todos los jóvenes que han venido y a todos los que se han unido a nosotros.
Aquí, en Polonia, la Virgen de CzÄ?stochowa, nos revela el sentido espiritual del camino de este pueblo, tan ligado al sufrimiento y a la cruz. Ciertamente lo polacos han conocido una historia llena de sufrimientos. Nos hace ver que Europa no tiene futuro sin sus valores fundamentales, vinculados a la visión cristiana del hombre. Entre ellos la misericordia. La JMJ es un llamado al mundo, que se ha hecho elocuente en el silencio de Auschwitz. En la oración, las almas de los que allí sufrieron, de los que allí dieron testimonio de la misericordia de Dios, me han hecho comprender el valor del recuerdo, como advertencia para que el odio y la violencia no triunfen y no se repitan.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Saben hacer barullo. Muy bien. Agradezcamos al Señor y a la Virgen María este don de gracia, también a todos lo que lo han hecho posible, al Presidente de Polonia, a las Autoridades, al Cardenal Arzobispo de Cracovia y al episcopado polaco. Que Dios los bendiga.
MB/AG
CTV
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