Durante el rezo íngelus del domingo, el Papa Francisco se centró en la parábola del buen samaritano quien se ocupa de un hombre al que han golpeado en el camino. Lo hace después de que otros dos pasaran de largo. El tercero, de Samaria, despreciado por los judíos porque no siguen la religión verdadera, es el que se detiene a ayudar.
FRANCISCO
'Se le acercó y le vendó las heridas, le llevó a una posada y cuidó de él; y al siguiente día le dejó en manos del dueño, a quien le pagó por seguir con los cuidadosâ?.
El Papa explicó que todos los cristianos están llamados a seguir el ejemplo del buen samaritano.
Y añadió que hay que hacer buenas obras porque las palabras se las lleva el viento.
FRANCISCO
'En sí, está historia, simple e inspiradora, indica un modo de vida, cuyo centro de gravedad no somos nosotros sino los demás, con sus dificultades, a los que encontramos en el camino y nos interpelan. Los demás nos interpelan. Y cuando los demás no nos interpelan, hay algo que no funciona; algo en ese corazón que no es cristianoâ?.
Por último, el Papa Francisco pidió la intercesión de la Virgen María para que ayude a todos los cristianos a caminar por el camino de la generosidad, tal y como hizo el buen samaritano.