Cuando esta galería se construyó a finales del siglo XIX, el Vaticano era un territorio rodeado por un país enemigo, Italia, y el Papa de entonces, León XIII, se sentía prisionero dentro de los muros vaticanos. Entonces se le ocurrió crear la Galería de los Candelabros, una obra con su sello personal. Él mismo eligió las escenas y ordenó cambiar lo que no le gustaba.
Ahora, tras su tercera restauración, vuelve a lucir esplendorosa.
MICOL FORTI
Responsable Arte Contemporáneo, Museos Vaticanos
'La importancia de esta decoración es sobre todo política. El Papa que la promueve, León XIII, quería reflejar su programa cultural. Quería decir que las artes, la ciencia, el trabajo, la sociedad y la industria de la nueva sociedad de finales del siglo XIX debían tener relaciones con la Iglesia'.
Los trabajos de restauración esta vez no se han centrado sobre los muros y las estatuas, solo en la parte más delicada: las pinturas. Los colores se desprendían de los frescos por una razón sorprendente: el calor.
FRANCESCA PERSEGATI
Jefa del equipo de restauradores
'Con todas estas ventanas la galería se resiente y antes, en el siglo XIX, había pocos visitantes, pocos estudiosos. Y hoy tenemos hasta 30.000 en un día, y cada uno trae calor y humedad, así que nosotros dañamos'.
MICOL FORTI
Responsable Arte Contemporáneo, Museos Vaticanos
'Dentro de la galería hay picos de temperaturas altas y bajas que 'estresan' la película pictórica, la someten a un gran 'estrés', así que hemos intervenido disminuyendo la temperatura del sol, hemos puesto cubiertas y después hemos intervenido directamente sobre los frescos, readheriendo la película pictórica y limpiando'.
Al equipo de siete restauradores le ha tocado deshacer lo hecho, al descubrir que las dos restauraciones anteriores habían sido perjudiciales para las pinturas.
Esta restauración ha llevado más de dos años y medio de estudios y de trabajo sobre el terreno y ha costado 700.000 euros, pero ahora la obra de León XIII vuelve a reflejar exactamente lo que él quería.