El último encuentro del viaje del Papa a Armenia fue en uno de los lugares más importantes del cristianismo en este país.
Estamos en el monasterio de Khor Virap, antiguamente una fortaleza. Aquí, en el fondo de un pozo, estuvo arrestado durante 13 años el patriarca San Gregorio el Iluminador, en tiempos de persecución contra cristianos. Pero como curó milagrosamente al rey, éste se convirtió y en el año 301 Armenia pasó a ser la primera nación cristiana de la Historia.
El Papa fue recibido con campanas, y por supuesto, con un coro armenio.
Entró primero en la capilla que custodia el pozo, y el patriarca de los armenios le explicó el significado del lugar. Allí encendieron juntos una vela votiva, que luego llevaron a otra capilla.
En este lugar usaron la llama para prender otra vela traída del Papa desde el Vaticano. También, por última vez durante el viaje, rezaron juntos el Padre nuestro, cada uno en su propio idioma.
La simbólica visita concluyó en el mirador que da hacia Turquía, y que está a pocos kilómetros de la tensa frontera. Desde allí se ve el monte Ararat, en el que según la tradición se detuvo el Arca de Noé tras el diluvio universal.
Por eso, como gesto de paz, el Papa y el patriarca liberaron palomas hacia Turquía.
Aunque el gesto estaba previsto desde hace semanas, era aún más fuerte porque justo un día antes Turquía había criticado duramente las palabras del Papa sobre el Genocidio de los armenios a manos del imperio otomano. Dijo que mostraban su 'mentalidad de las cruzadasâ?.
Mientras tanto, en Khor Virap, el coro armenio se despidió del Papa Francisco con una melodía armenia cantada con texto en latín. Una combinación de estilos que resume poéticamente el resultado del viaje.
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