Francisco volvió a poner a los refugiados en el centro de su predicación cuando hizo sentar a este grupo junto a él durante la audiencia general semanal.
Recordó uno de los milagros de Cristo. La curación de un leproso al que llega a tocar a pesar de las convenciones sociales de la época que obligaba a excluirlos.
Lo mismo, dijo Francisco, sucede hoy en día con otros grupos de personas.
FRANCISCO
'Tocar a los excluidos. Hoy me acompañan estos chicos. Muchos piensan de ellos que es mejor que se quedaran en su tierra. Pero allí sufrían mucho. Son nuestros refugiados. Pero muchos los consideran excluidos. Por favor, son nuestros hermanos. El cristiano no excluye a nadie. Ofrece un sitio para todos, tiene sitio para todos. Deja venir a todosâ?.
En un plano más espiritual, el Papa recordó la actitud humilde del leproso del Evangelio que, de rodillas, le pide a Cristo la curación. Recomendó imitar su ejemplo.
FRANCISCO
'Jesús nunca permanece indiferente a la oración hecha con humildad y con confianza y, rechazando todos los prejuicios humanos, se muestra cercano para enseñarnos que no tenemos que tener miedo de acercarnos y tocar al pobre y al excluido, porque en ellos está el mismo Cristoâ?.
El Papa dijo que el contacto con el necesitado purifica de la hipocresía que hay en cada uno.
Esta fue la última audiencia general antes de la pausa de verano. Francisco retomará estos encuentros semanales en agosto.
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