El Papa celebró el jubileo de los sacerdotes impartiendo tres meditaciones en tres de las basílicas mayores de Roma.
A las diez de la mañana comenzó en San Juan de Letrán. Allí, Francisco habló de la misericordia a partir de la parábola del hijo pródigo. La tituló 'De la distancia a la fiestaâ? y se centró en lo que llamó 'vergonzosa dignidadâ?, una tensión en la que es capaz de actuar la misericordia.
FRANCISCO
'Tenemos que situarnos aquí, en el espacio en el que conviven nuestra miseria más vergonzosa y nuestra dignidad más alta. Es el mismo espacio. Sucios, impuros, mezquinos, vanidosos, -el pecado de los sacerdotes, la vanidad-, egoístas y, al mismo tiempo, con los pies lavados, llamados y elegidos, listos para partir el pan multiplicado, bendecidos por nuestra gente, amados y cuidados. Solo la misericordia hace posible esta posiciónâ?.
Después se desplazó hasta Santa María la Mayor, donde predicó a las doce de la mañana. El Papa explicó a los sacerdotes que la misericordia actúa del mismo modo independientemente de si la persona tiene más o menos pecados.
FRANCISCO
'La misericordia hace eso con nosotros: No nos 'dibujaâ? desde fuera una cara de buenos, no nos hace el 'photoshopâ? sino que con los mismos hilos de nuestras miserias, -¡con esos, y con los de nuestros pecados, con esos!-, tejidos con el amor del Padre que teje de tal manera nuestra alma que recupera su verdadera imagen, la de Jesúsâ?.
Por último, la tercera meditación la impartió en San Pablo Extramuros donde advirtió de los peligros que pueden hacer perder la misericordia dentro de la Iglesia.
FRANCISCO
'Nuestro pueblo perdona muchos defectos a los sacerdotes salvo el de estar apegados al dinero. El pueblo no lo perdona. Y no es tanto por la riqueza en sí misma sino porque el dinero nos hace perder la riqueza de la misericordiaâ?.
Más de 6.000 sacerdotes de todo el mundo participaron en este retiro impartido por el Papa Francisco que además fue retransmitido por televisión.
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