Durante su homilía de este lunes en Casa Santa Santa Marta, el Papa advirtió que para algunos cristianos el Espíritu Santo es un completo desconocido, un prisionero de lujo.
Francisco repitió que el Espíritu Santo es el que mueve la Iglesia y el que hace que todo cristiano sea un persona distinta. Sabe hacer de todo, dijo el Papa, menos una cosa.
FRANCISCO
'El Espíritu Santo no sabe hacer sólo una cosa: cristianos de salón. ¡Eso no lo sabe hacer! No sabe hacer 'cristianos virtuales', no virtuosos. Él hace cristianos reales, Él toma la vida real como es, con la profecía del leer los signos de los tiempos, nos lleva adelante así. Es el gran prisionero de nuestro corazón. Decimos: es la tercera Persona de la Trinidad, y nos quedamos en eso.
El Papa pidió que en la semana que termina con la fiesta de Pentecostés los cristianos piensen y se dirijan al Espíritu Santo.
EXTRACTOS DE LA HOMILíA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)
«El Espíritu Santo es el que mueve a la Iglesia, el que trabaja en la Iglesia, en nuestros corazones. El que hace que todo cristiano sea una persona distinta de la otra, pero de todos juntos hace la unidad. El que lleva adelante, abre de par en par las puertas y te envía a dar testimonio de Jesús. Escuchamos al comienzo de la Misa: Recibirán al Espíritu Santo y serán mis testigos en el mundo.
El Espíritu Santo es el que está en nosotros y nos enseña a mirar al Padre y a decirle: Padre. Nos libra de la condición de huérfano a la que el espíritu del mundo nos quiere llevar».
«Pero nosotros, en nuestra vida, tenemos en el corazón al Espíritu Santo, como a un prisionero de lujo: no dejamos que nos impulse, no dejamos que nos mueva. Hace todo, sabe todo, sabe recordarnos qué ha dicho Jesús, sabe explicarnos las cosas de Jesús. El Espíritu Santo no sabe hacer sólo una cosa: cristianos de salón. ¡Eso no lo sabe hacer! No sabe hacer cristianos virtuales, pero no virtuosos. Él hace cristianos reales, Él toma la vida real como es, con la profecía del leer los signos de los tiempos, nos lleva adelante así. Es el gran prisionero de nuestro corazón. Decimos: es la tercera Persona de la Trinidad y nos quedamos en eso»
«En esta semana de preparación a la Fiesta de Pentecostés, pensemos: ¿creo de verdad? ¿O el Espíritu Santo es sólo una palabra para mí? Y tratemos de hablar con Él y de decirle: Sé que estás en mi corazón, que estás en el corazón de la Iglesia, que llevas adelante a la Iglesia. Que Tú haces la unidad entre todos nosotros, pero distintos a todos nosotros - en la diversidad de todos nosotros??... Digamos todas estas cosas y pidamos la gracia de aprender, pero en la práctica, en mi vida, qué hace Él. Es la gracia de la docilidad a Él: ser dócil al Espíritu Santo. Esta semana, hagamos esto: pensemos en el Espíritu y hablemos con Él».