Dios de Misericordia, ;
te pedimos por todos los hombres, mujeres y niños ;
que han muerto despues de haber dejado su tierra, ;
buscando una vida mejor. ;
Aunque muchas de sus tumbas no tienen nombre, ;
para ti cada uno es conocido, amado y predilecto. ;
Que jamás los olvidemos, ;
sino que honremos su sacrificio con obras más que con palabras. ;
Te confiamos a quienes han realizado este viaje, ;
afrontando el miedo, la incertidumbre y la humillación, ;
para alcanzar un lugar de seguridad y de esperanza. ;
Así como tú no abandonaste a tu Hijo ;
cuando Jose y María lo llevaron a un lugar seguro, ;
muestrate cercano a estos hijos tuyos ;
a traves de nuestra ternura y protección. ;
Haz que, con nuestra atención hacia ellos, ;
promovamos un mundo en el que nadie se vea forzado a dejar su propia casa ;
y todos puedan vivir en libertad, dignidad y paz. ;
Dios de misericordia y Padre de todos, ;
despiertanos del sopor de la indiferencia, ;
abre nuestros ojos a sus sufrimientos ;
y líbranos de la insensibilidad, fruto del bienestar mundano ;
y del encerrarnos en nosotros mismos. ;
Ilumina a todos, a las naciones, comunidades y a cada uno de nosotros, ;
para que reconozcamos como nuestros hermanos y hermanas ;
a quienes llegan a nuestras costas. ;
Ayúdanos a compartir con ellos las bendiciones ;
que hemos recibido de tus manos y a reconocer que juntos, ;
como una única familia humana, ;
somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, ;
que eres nuestra verdadera casa, ;
allí donde toda lágrima será enjugada, ;
donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo.