En el pasado, con el Vía Crucis los artistas podían reflejar el sufrimiento del mundo que les rodeaba, sus injusticias, descargadas sin compasión sobre un Cristo inocente. Esa tradición es la que rescata el colombiano Fernando Botero con estas obras.
En su 'Vía Crucisâ? que realizó entre el 2010 y 2011 mezcla denuncia y humanidad. Los hombres que insultan y maltratan a Cristo son personas de su tiempo, de su Colombia natal.
NYDIA GUTIÉRREZ
Museo de Antioquía (Colombia)
'Botero ha sido un pintor de temas de la cotidianidad y de grandes temas de la Historia del Arte. Pero la religión sin duda es un valor importante en la cultura colombiana y en la niñez de Botero. El drama de la Pasión como drama humano era un reto fenomenal para un artista que se ha distinguido por un lenguaje apacible, placentero, sensual, de manera que creo que por oposición, después de tantos logros, el drama de la Pasión significa un punto de inflexión importanteâ?.
El octogenario artista colombiano no sobresalió nunca por hacer obras religiosas. Sin embargo, representando la Pasión de Cristo encontró un modo para expresar una idea central e implacable de la vida: el sufrimiento.
NYDIA GUTIÉRREZ
Museo de Antioquía (Colombia)
'Es la visión de un hombre común, no es la visión de un religioso, es una visión un poco más pagana, que permite que el pintor presente las mismas miradas agudas y críticas sobre la vida social, sobre los valores de su país natal y del planeta hoy. Tantas dificultades, tantas injusticias, tanta violenciaâ?.
Su 'Vía Crucisâ? es una muestra de la relación que estableció el artista entre la fe y el mundo de hoy. Su Cristo cruficicado está en medio del mundo, en lugares emblemáticos como Central Park aunque sobre todo en las calles de su Medellín natal.
Botero mismo se define como un hombre que a veces cree y a veces no, pero un hombre, al fin y al cabo, que en este Jubileo de la Misericordia entra en diálogo con la fe más que nunca.
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