El Papa comenzó su visita a Michoacán con una multitudinaria misa en el estadio Venustiano de Carranza ante miles de seminaristas, sacerdotes y religiosos.
En la tierra del narco, en una de las regiones más violentas de México, Francisco pidió no ceder a la tentación de la resignación.
FRANCISCO
'¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? Creo que podríamos resumirla con la palabra resignación. Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. ¿Y qué le vas a hacer? La vida es asíâ?.
La resignación, señaló el Papa, frena e impide transformar la realidad. Francisco animó a los presentes a no dejarse vencer por un aparente sistema inamovible que silencia las voces discordantes a golpe de pistola.
FRANCISCO
'Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridadesâ?.
Francisco recomendó hacer memoria y recordó la figura del obispo Vasco Vázquez de Quiroga, el primer obispo de Michoacán. El español no desesperó en su intento por mejorar la miserable realidad en la que vivían muchos de los indios de su tiempo, en el siglo XVI.
FRANCISCO
'Lejos de llevarlo a la tentación de la acedia, de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de 'respiroâ? ante esta realidad tan paralizante e injustaâ?.
Vasco Vázquez de Quiroga era tan querido entre los indios que lo llamaban 'Tataâ?, que en la lengua local significa papá. Francisco celebró la misa con su báculo y su cáliz y animó a los religiosos y sacerdotes a seguir su ejemplo.
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