Aliaksandr y AuÁ ra se casaron en Minsk, en Bielorrusia, en el 2010. Viven en Roma y su hijo fue uno de los 26 bebés que bautizó el Papa en la Capilla Sixtina.
AUÅ RA
'Nos conocimos en Vilna, mi ciudad, en Lituania. Vivía en Roma y volví allí de vacaciones de verano. En un encuentro de juventud franciscana me lo presentaron y dijeron: Este chico tiene que ir a estudiar a Roma y quizás le puedes ayudar con el idioma'.
'¿Y fue una buena maestra?
'Si. Me dio una mano y después también el corazón.
Su primer hijo es Algerd y en septiembre nació el segundo, Arvid. Luego llegó la noticia: el Papa lo bautizaría. Es tradición que todos los años el Papa bautice a algunos hijos de empleados del Vaticano.
AUÅ RA
'Yo estaba preocupadísima porque no sabía qué hacer si el niño se ponía a llorar... cómo tranquilizarlo porque la ceremonia iba a ser larga. Sin embargo el niño estuvo muy tranquilo en parte gracias a que el Papa nos dijo que si el niño lloraba porque tenía hambre que no tuviéramos problemas en darle pecho. Y de hecho, así hice y casi no ha llorado'.
FRANCISCO
'Si tu hijo tiene hambre, dale de comer aquí, con total libertad'.
ALIAKSANDR
'Fue un momento inolvidable porque se veían los ojos del Papa, así bueno como es, desprendía ternura. Siempre habla de la ternura de Dios y creo que quiere transmitir esta ternura con sus gestos, sobre todo cuando acarició la cabeza del niño para que no se mojara demasiado con el agua'.
A la ceremonia acudieron también algunos familiares, incluidos los abuelos de AuÅ¡ra, desde Lituania, con sus casi 90 años sobre las espaldas. Porque oportunidades como esta no se presentan todos los días.