Viejas tácticas para guerras nuevas. Si hay un arma que sale barata a los combatientes es el provocar que sus enemigos mueran de hambre. Así ha sucedido en varias ciudades sirias en las que la situación era más propia de la II Guerra Mundial que del siglo XXI.
Estas imágenes corresponden a Madaya a 25 kilómetros de Damasco, sitiada por las tropas gubernamentales de al-Assad donde unas 30 personas han muerto ya de hambre. Pero las organizaciones humanitarias también denuncian situaciones similares provocadas por los rebeldes en el norte de Siria en ciudades como Foah y Kefraya.
Hasta la llegada de estos convoyes de ayuda, esta era la comida más común: hojas de árboles. Ya habían llegado a comer carne de perro o especias mezcladas con agua.
ISAM ISMAIL
Programa Mundial de Alimentos
'La situación alimentaria es terrible en la zona, la ciudad está sitiada, no hay alimentos y el mercado está cerrado. Realmente estas personas necesitan comidaâ?.
'Estamos sin electricidad. Quemamos zapatos y bolsas de plástico para mantenernos calientes. La gente busca comida en la basuraâ?.
La ayuda que va en estos camiones ha llegado a estas ciudades en forma de comida, medicinas, material de primera necesidad y mantas.
La situación podría ser peor. Según la ONU, en Siria hay 4 millones y medio de personas viviendo en zonas 'difíciles de alcanzarâ? asediadas por varias milicias donde es difícil saber a qué condiciones se enfrenta la población civil.
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