Con el encendido simbólico de esta lámpara, el Papa Francisco iluminó el árbol de Navidad y el Nacimiento de la ciudad italiana de Asís. Era un pesebre muy especial, hecho con la barca de 9 tunecinos que lograron salvarse frente a las costas de Lampedusa.
Antes, el Papa escuchó atentamente el testimonio de una mujer que escapó con toda su familia después de ser atacados por Boko Haram.
'Por eso no pudimos quedarnos en el norte de Camerún y decidí huir con mi familia. Pero les he perdido a todos: A mi hija Elvira, que tiene cuatro años y medio; a mi suegra, a mi cuñado y a mi hermano. Les he perdido a todos a causa de la guerra.'.
También habló Antonio, comandante de la Guardia Costiera Italiana. Contó al Papa que había podido salvar a más de 5.400 personas en el mar, entre ellas, a muchos bebés. Recuerda especialmente el rescate de uno con cuatro días de vida a la que tuvo que salvar la vida dos veces.
'Durante el camino al puerto todos nuestros pensamientos estaban en esa pequeña criatura que, en pocas horas y por segunda vez, estaba luchando contra la muerte. Las noticias que recibimos cuando llegamos al puerto nos llenaron de alegría: La niña fue llevada a la ciudad, fuera de peligro y pronto recibiría el alta'.
El Papa agradeció el trabajo de la Guardia Costiera y recordó a todas las personas que han fallecido ahogadas en el mar cuando intentaban buscar un futuro mejor. Dedicó unas palabras de esperanza a los refugiados.
FRANCISCO
'A todos vosotros, refugiados, os digo unas breves palabras. Aquellas del profeta: Levantad la cabeza, el Señor está cerca. Y con Él está la fuerza, la salvación, la esperanza. El corazón quizá dolorido pero la cabeza alta en la esperanza del Señor'.
31 inmigrantes y refugiados asistieron a esta ceremonia de encendido del pesebre precisamente en el lugar donde nació esta tradición promovida por San Francisco de Asís en el siglo XII.